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Los derechos de las cosas no-humanas

El caso de las corporaciones y la naturaleza

Historia de dos países
En septiembre de 2008 Ecuador se convirtió en la primera nación del mundo en reconocer los Derechos de la Naturaleza. Dos años después, la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó que las empresas y las personas tienen los mismos derechos. En cuanto a su historia y significación política y económica actual, los dos países no podrían ser más diferente: Ecuador es un pequeño país de América Latina con una economía en desarrollo creciente pero todavía reducida; y conversamente, los Estados Unidos, a pesar de sus actuales problemas económicos, sigue siendo la superpotencia económica y militar más importante del mundo.

Por irónico que paresca, los dos países tienen algo importante en común: ambos han abierto un espacio dentro de sus sistemas jurídicos a los objetos no humanos, mediante el reconocimiento de la naturaleza y corporaciones como entidades con derechos similares a los de personas. Al así hacerlo los dos países han planteado importantes interrogantes con respecto al derecho, extensión y límites en el mapa y el territorio de los derechos humanos.

Una Breve Genealogía—Ecuador
La Constitución ecuatoriana define la naturaleza utilizando la frase Quichua Pacha Mama o ‘madre tierra’, una expresión lingüística precolombina que pretende expresar la percepción indígena de la naturaleza como madre que nos cuida y que debe de ser respetada y venerada.

La idea de la preservación natural en Ecuador no es nueva. Se originó oficialmente en 1936 con la designación del Archipiélago de Galápagos como Parque Nacional. Esta primera medida era ‘insular’ tanto en términos figurativos como reales, especialmente cuando la comparamos con la actual Constitución de Ecuador, que en su artículo 10 establece:

Las personas, comunidades, pueblos, naciones y comunidades sonportadores de derechos y gozarán de los derechos que se les garantizan en la Constitución y en los instrumentos internacionales. La Naturaleza será objeto de esos derechos y la Constitución los reconoce como tales.

Y más adelante, en el artículo 71:
Naturaleza o Pacha Mama, donde la vida se reproduce y se produce, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos de vida estructura y procesos evolutivos. Todas las personas, comunidades, pueblos y naciones, pueden recurrir a los poderes públicos para proteger la naturaleza para hacer cumplir los derechos de la naturaleza.

Estados Unidos
En el caso estadounidense, la personificación de las corporaciones tiene un linaje relativamente más reciente que la personificación Ecuatoriana de la Naturaleza. El antecedente más inmediato de esta prótesis jurídica de seres humanos en las corporaciones se dio en el caso legal llamado “Comisión Federal Electoral versus “Citizens United”, que dictaminó que las corporaciones tienen los mismos derechos que las personas. Según NPR Nina Totemberg:

La Decisión 5-4 de la Primera Enmienda de la Corte Suprema en 2010, que extendió a las corporaciones por primera vez el pleno derecho de gastar el dinero como deseen en las elecciones de candidatos—federal, estatal y local. Esta decisión revocó un siglo de entendimiento legal, desató una avalancha de flujo de dinero para las campañas, y creó un crescendo de controversia que continúa hasta el presente.

La gente realmente cuenta?
Puede ser importante tener en cuenta la posibilidad de que la existencia de una naturaleza humana universal que justifique la existencia de los derechos humanos universales, es históricamente un concepto relativamente nuevo. El concepto de ‘derechos humanos’ prácticamente no existía en la antigüedad, y los derechos (de cualquier tipo) tendieron a ser antes que nada selectivos y excluyentes (pensemos en las mujeres y los esclavos del pasado). Históricamente la gente ha contado muy poco nos dice el filósofo norteamericano Richard Rorty:

Para la mayoría de la gente blanca, hasta hace muy poco, la mayoría de la gente negra no contaban. Para la mayoría de los cristianos, hasta el siglo XVII, más o menos, la mayoría de los paganos no contaba. Para los nazis, los Judíos no contaban. Para la mayoría de los hombres en los países en los que el ingreso promedio es de menos de dos mil dólares, la mayoría de las mujeres todavía no cuentan.

En los Estados Unidos, el récord de que “la gente no cuenta ‘ no es mucho mejor. La idea de que los negros no eran realmente humanos permitió a los Padres Fundadores el pensarse a sí mismos como humanistas ilustrados, y no como infractores cínicos e hipócritas frente a la Constitución que acaban de escribir. Años después, incluso cuando los negros fueron reconocidos como personas con la abolición de la esclavitud en 1865 (La Decimotercera Enmienda), esta deplorable situación se mantuvo sin cambios significativos. El prejuicio, la estigmatización y la discriminación continuaron -con pequeños grados de variación- durante ciento ochenta y ocho años, de 1776 a 1964, cuando se firmó la Ley de Derechos Civiles.

Pero tampoco en Ecuador el record de que «la gente no cuenta” luce nada halagador. Aunque la esclavitud fue abolida oficialmente en 1821, (simultáneamente con Colombia, y Venezuela), las condiciones de semi-feudalismo y semi-esclavitud en la producción y la existencia, heredadas de la colonización española, continuaron afectando a la mayor parte de los pueblos indígenas. Este estado se mantuvo también con pequeñas variaciones hasta la primera mitad del siglo XX.

El papel de la cultura y política
Históricamente no fue la existencia de una ‘verdad evidente “sobre la naturaleza humana que hizo posible el reconocimiento de los derechos de las personas. El factor determinante estuvo relacionado con las formas de organización social en un momento histórico dado, y con las clases sociales que controlaban el poder en dicho momento (en general quienes controlan el poder escriben las leyes). Pero también, y esto es quizás lo más importante, la forma de derechos existente tenía que ver con las acciones y la lucha de aquellos que desafiaron el poder e hicieron posibles cambios dentro del sistema, o el cambio de sistema. Se piense en el Movimiento por los Derechos Civiles en el primer caso, y en la Revolución francesa en el segundo. La gente cuenta cuando se hacen contar por si mismos.

¿Cuentan las cosas?
Dada la tortuosa historia de «los derechos de las personas», la concesión de derechos a entidades no humanas (Naturaleza y corporaciones) descansa incluso en terreno mas tembloroso, puesto que la decisión no puede ser defendida ni criticada basándose en consideraciones morales superiores. Ambas decisiones llegaron a ser como el resultado de las resoluciones judiciales de dos estados independientes y diferentes, que en un momento determinado de su historia individual, deciden transferir los derechos humanos a cosas inanimadas.

En el caso ecuatoriano, la naturaleza tiene derechos como el resultado de una amplia coalición de izquierda de las fuerzas populares en oposición a las formas neo-liberales de organización política y económica previamente existentes. En los Estados Unidos las empresas adquieren los mismos derechos de las personas como una expresión del poder político y del apetito insaciable de las élites neoliberales capitalistas de este país. Las cosas cuentan en función de su uso.

¿Quienes deben tener derechos?
Es la Naturaleza o las corporaciones que deberían tener derechos? Bueno … ambas los tienen en este momento, así que la pregunta es vacía de significado. Una pregunta mejor seria si nos preguntáramos, cual entidad con derechos sería más beneficiosa para un mayor número de personas? O, por esa misma razón, que entidad debería ser privada de estos derechos y que podemos hacer para que esto suceda? Usted lector tiene el derecho a elegir y lo que es más importante, el derecho a hacer algo al respecto.

El sábado pasado, cientos de miles de personas marcharon en todo el mundo (ochenta cuadras de llenas de gente en largo mitin sólo en la ciudad de Nueva York) para expresar sus preocupaciones sobre el cambio climático. Ellos están haciendo algo acerca de la naturaleza y, al mismo tiempo, expresando sus derechos.

Enrique Quintero fue un activista politico en America Latina durante los años 70. Luego trabajó como profesor de ESL y Adquisiciòn de Segunda Lengua en el Distrito Escolar de Anchorage y Profesor de Español en la Universidad de Alaska. Actualmente vive y escribe en Olympia.

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