Los Republicanos hablan sobre el cambio climático
Desde que vi el debate presidencial republicano el 16 de septiembre, he estado experimentando artritis existencial. Mi sentido de propósito siente cohibido, es difícil levantarse por la mañana y pensar que la vida tiene sentido después de escuchar horas de virtuosa declaraciones respaldadas no por la razón, sino por compromisos ideológicos que nos matarían a todos si es que alguna vez consiguen ser implementadas.
En el transcurso de las multiples instancias de trafico de odio y prejuicio sobre vídeos falsificados, descripciones extravagantes de cómo construir un muro mas grande en la frontera y el aparente acuerdo en la consigna “guerra total, todo el tiempo”, la cual según ellos debería convertirse en el nuevo lema de nuestra moneda, justo al lado de la imagen de Rosa Parks, el cambio climático entró en escena sólo dos veces. Una vez, cuando Marco Rubio dijo que había traído su propia botella de agua, y una segunda vez, cuando Rubio, Chris Christie, y Scott Walker argumentaban -a su manera- que nada se debe hacerse sobre el cambio climático.
Lo confieso. En un ataque de depresión debido a mi condición existencial artrítica, encuentro confort en la serie de Netflix “Madam Secretary,” sobre una mujer que, con su cariñoso, inteligente y apuesto marido están criando a tres adolescentes mientras se desempeñaba como Secretario de Estado. En mi episodio favorito hasta el momento, Bess (como se le conoce cariñosamente) interpela duramente al embajador chino sobre la consecución de derechos de extracción de petróleo en la cuenca amazónica. “Usted tiene hijos”, dice ella alzando la voz. “¿Qué clase de futuro les estamos dejando?”
Al menos, la protagonista de “Madam Secretaria” está preocupada por el cambio climático. Ella reconoce claramente las implicaciones que nuestra actual falta de acción tendrá sobre sus hijos: sus condiciones de existencia estarán marcadas por inundaciones, l sequías, escasez de agua y alimentos, migraciones masivas y conflictos armados todo el tiempo. En otras palabras, a pesar de que ella no lo ha dicho, sin embargo, es razonable inferir que nuestra incapacidad actual para abordar el cambio climático traerá consigo beneficios extraordinarios para los contratistas de defensa, directamente proporcional a la miseria creada por millones de personas en nuestro planeta cada de temperaturas cada ves mas altas.
No hagamos nada
Al contrario de los diez representantes republicanos que en el Congreso han firmado un llamado a la acción sobre el cambio climático, los tres candidatos presidenciales que hablaron sobre este tema en el debate 16 de septiembre, todos argumentaron que no deberíamos hacer nada.
Algunos podrían argumentar que se han realizado progresos en la medida que tanto Marco Rubio como Scott Walker afirman claudicar a sus posición de negacionistas del cambio climático. “Escépticos” es su nuevo término preferido, sobre todo porque son escépticos de todas las medidas propuestas por el gobierno federal que tendrían algún impacto en la economía. (Es difícil saber lo que esto significa en realidad, ya que no hacer nada crea un clima saludable para los fabricantes de armas y fuerzas de seguridad privadas, se alcanzarian los niveles previstos de inundación mundial, la sequía y las malas cosechas. Creo que en realidad son escépticos de cualquier medida que afectaría las ganancias de las corporaciones que financian sus campañas, pero claro, nunca fueron tan específicos.)
Marco Rubio sostuvo que la regulación de las emisiones de carbono de las plantas de carbón no “van a hacer absolutamente nada para cambiar nuestro clima.” Christie dijo que las regulaciones no tendrían ningún efecto positivo sobre la sequía en California. (En su sitio web, Carly Fiorina atribuye la sequía en California a “ambientalistas liberales.”) Para Scott Walker, que ya retiro su candidatura, piensa que las regulaciones harían muy poco, así que por qué implementarlas en general ?
El segundo argumento de Rubio por no hacer nada era que los chinos no están haciendo lo suficiente. ¿Por qué comportase bien cuando alguien más está actuando mal? (Esto proviene de un hombre abiertamente religioso, auto-declarado Mormón, parte católico, y parte evangélico cristiano.) Mientras tanto, incluso mientras Rubio trataba de evitar tomar posiciones de liderazgo a toda costa, el principal negociador climático chino se reunió con su homólogo de los EE.UU. en Los Ángeles , para anunciar acciones en ambos países destinadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Tanto el presidente Obama y el presidente Xi Jinping están trabajando por la realización de un acuerdo en la reunión cumbre de las Naciones Unidas en París este otoño.
Saber es una cosa y hacer lo que funciona mejor para usted es otra
En un artículo del 18 de septiembre en el sitio web del New Yorker, Bill McKibben llama la atención sobre una serie de artículos publicado por el Inside Climate News, (insideclimatenews.org), que demuestran como ya en 1977, Exxon sabía que “su principal producto incrementaría la temperatura del planeta desastrosamente. “¿Cuál fue la respuesta de Exxon a la investigación en sus propios científicos? Financiar campañas clima de negación extremas, y copiar las estrategias (y estrategas) de la industria del tabaco.
El éxito de las empresas petroleras es evidente hoy en día. Como señala McKibben, el gobierno de Obama ha concedido permiso a la industria petrolera para perforar en el Ártico, está considerando poner fin a la prohibición de las exportaciones de petróleo, y es probable que conceda derechos de perforación de petróleo en el mar a lo largo del Atlántico. El poder corporativo gana nuevamente. El argumento presentado por Rubio, Christie y Walker de no hacer nada, de hecho, es un argumento en apoyo de las grandes petroleras. Y se da a expensas de todo el resto de nosotros.
Pero, de nuevo, nunca nos subestime: I-732
La campaña de Carbón Washington para conseguir un impuesto sobre el carbono en el las elecciones del 2016 (suponiendo que la Legislatura del Estado de Washington no actúe) anunció a mediados de septiembre que había alcanzado la marca de 200 mil firmas, sobrepasando las predicciones y completamente dentro de los planes fijados. Personal voluntario de I-732 Carbon Washington recogieron 70.000 firmas en agosto, desde las personas que apoyan la implementación de un impuesto sobre el carbono modelado en base al que fuera promulgado en British Columbia, Canada.
I-732 pondría un impuesto sobre los combustibles fósiles ($ 25 / ton), aplicado a individuos y las empresas. Para reducir el impacto en las personas, la I-732 también reduciría el impuesto sobre las ventas en un 1%, financiara un dividendo de reducción de impuestos para las familias trabajadoras, y reducira los impuestos de negocios y ocupación. El objetivo es mayores impuestos para lo que queremos menos – el consumo de combustible fósil – y menores impuestos fiscal para lo que necesitamos y queremos más – consumo individual, actividad empresarial, y al mismo tiempo también proporcionar apoyo a familias trabajadoras de bajos ingresos. los de bajos ingresos. Para llegue a ser decidido en la boleta electoral, los organizadores de Carbono Washington quieren conseguir un total de 330.000 firmas. (Si no todavía no ha firmado la petición, y es o le gustaría ser un votante registrado en el Estado de Washington, marque (http://www.carbonthurston.org o aquí http://carbonwa.org) para averiguar cómo puede firmar, y ayudar a reunir más firmas.
Los candidatos presidenciales republicanos pueden querer ignorar la realidad del cambio climático, pero no todos los republicanos piensan igual. Once representantes republicanos (por lo menos cinco de los cuales son católicos) firmaron la “Resolución de Manejo Ambiental” el 17 de septiembre, poco antes de las palabras al Congreso por el Papa Francisco. Esa acción, además de los 200.000 habitantes de Washington que han firmado en apoyo a un impuesto sobre el carbono en todo el estado, junto con los recolectores de firmas y voluntarios que trabajan duro, están ayudando a solucionar mi artritis existencial.
Emily Lardner vive y trabaja en Olympia, Washington.
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