Para muchos Gabriel García Márquez es el escritor mas importante de la literatura en español, mas importante que Cervantes. Su obra mas importante Cien Años de Soledad, se ha convertido en canónica no solo de la literatura occidental pero de la republica universal de las letras. La historia de la familia Buendía trascendió tiempo y espacio hasta convertirse en la historia de todos nosotros, seres humanos esperando vivir la vida como debería ser, un poco mejor. Cien Años de Soledad se convirtió en la “novela total”.
La cultura-pop norte-americana, como cualquier otra cultura, tiene referenciales generacionales i.e. donde estuviste cuando Kennedy fue asesinado o cuando Armstrong camino en la luna? Creciendo en Latino-América en los años 60—la novela fue publicada por primera ves en 1967—las preguntas eran: que edad tenias cuando leíste Cien Anos de Soledad? y que te pareció? Las respuestas por supuesto arrojaban luz sobre lo temprano o tardío de la adquisición de una identidad latinoamericana.
Lo Literario y lo Político (y el dinosaurio)
América Latina durante los años 60 y 70, como en el resto del mundo por aquel entonces, vivía bajo la ilusión de la inmediatez de la revolución, la cual estaba tan cerca que era prácticamente visible. Eran los tiempos de la guerra de Vietnam y de los movimientos tercermundistas de liberación y anti-colonialismo. El tiempo de la rebelión estudiantil francesa de 1968 y de las masivas protestas de los sindicatos obreros europeos. El tiempo de la contra-cultura y del movimiento por los derechos civiles en los U.S. El tiempo del ejemplo de Cuba y de la guerrilla. Políticamente los tiempos en que “el subalterno” encontraba su propia voz en los escritos de intelectuales como Franz Fanon en Los Condenados de La Tierra , Carta Desde una Prisión en Birmingham de Martin Luther King, los discursos de Fidel Castro y los manuales y diarios sobre la guerrilla del “Che” Guevara. Desde luego todos estos desarrollados desde un modelo conceptual marxista.
En términos literarios, la voz de América Latina era simultáneamente construida y escuchada a través de ese fenómeno cultural llamado el “Boom” con escritores como Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Mario Vargas Liosa, José Donoso, y Augusto Roa Bastos entre otros. Cien Años de Soledad de García Márquez encerró todas esas voces haciéndolas resonar a un nivel de calidad literaria que era difícil imaginar como escribir algo mejor, tanto para Márquez como para otros escritores.
A pesar de esto, la aceptación y el merecido reconocimiento como escritor para con Marques en los corredores del poder literario oficial—se le otorga el Premio Nobel de Literatura en 1982 – ha estado siempre acompañada bien sea de una resistencia abierta, oposición, o silencio respecto a sus puntos de vista políticos. Un ejemplo reciente nos llega en las palabras de Ilan Stavans de la New Republic dos días atrás: “ Tan diestro como el fue en términos literarios en su política el fue un dinosaurio”. He aquí las palabras del dinosaurio en la recepción del Premio Nobel en Estocolmo:
Hace once años, uno de los poetas insignes de nuestro tiempo, el chileno Pablo Neruda, iluminó este ámbito con su palabra. En las buenas conciencias de Europa, y a veces también en las malas, han irrumpido desde entonces con más ímpetus que nunca las noticias fantasmales de la América Latina, esa patria inmensa de hombres alucinados y mujeres históricas, cuya terquedad sin fin se confunde con la leyenda. No hemos tenido un instante de sosiego. Un presidente prometeico atrincherado en su palacio en llamas murió peleando solo contra todo un ejército, y dos desastres aéreos sospechosos y nunca esclarecidos segaron la vida de otro de corazón generoso, y la de un militar demócrata que había restaurado la dignidad de su pueblo. En este lapso ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado, y surgió un dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestro tiempo. Mientras tanto 20 millones de niños latinoamericanos morían antes de cumplir dos años, que son más de cuantos han nacido en Europa occidental desde 1970. Los desaparecidos por motivos de la represión son casi los 120 mil, que es como si hoy no se supiera dónde están todos los habitantes de la ciudad de Upsala. Numerosas mujeres arrestadas encintas dieron a luz en cárceles argentinas, pero aún se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos por las autoridades militares. Por no querer que las cosas siguieran así han muerto cerca de 200 mil mujeres y hombres en todo el continente, y más de 100 mil perecieron en tres pequeños y voluntariosos países de la América Central, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, la cifra proporcional sería de un millón 600 mil muertes violentas en cuatro años.
En efecto verdades muy inconvenientes para ser escuchadas por el mundo, los oídos del siempre caballeresco Rey de Suecia, y los miembros de la Academia Nobel y sus consortes. Pero el punto que nos interesa destacar es que Gabriel García Márquez, el escritor, aun en el momento de aceptar el mas alto galardón literario de occidente, no puede ser separado de Gabriel García Márquez el ser humano con conciencia política.
La simple ecuación que conecta el escribir ( o cualquier otra arte en general) con lo social, es una píldora difícil de engullir y digerir por una cultura donde el individualismo es “El Rey de La Colina”, y lo social se limita mayoritariamente a asuntos de identidad dejando intocados asuntos económicos como la re-distribución de la riqueza, y desigualdad político-social.
Arte, revolución y el intelectual publico
Cualquiera que tenga aunque sea un módico conocimiento sobre la historia intelectual y artística de América Latina debe reconocer el impacto de la política revolucionaria – el marxismo para ser exacto – en la vida y obras de sus artistas e intelectuales. Desde aquellos abiertamente comunistas como Neruda, Cesar Vallejo, y Jorge Amado; a los muralistas y pintores como Siqueiros, Rivera, Frida Kahlo, Guayasamin, etc. solo para mencionar unos pocos. García Márquez pertenece a esta tradición del continente; no solo fue miembro del Partido Comunista en su juventud, pero una ves que alcanzo prominencia internacional continuo participando activamente en proyectos socialistas y progresistas como periodista. También contribuyo a la formación y desarrollo de un partido socialista en Venezuela y permaneció como amigo fiel de la Revolución Cubana. Este es el tipo de intelectual del cual se escucha muy poco cuando su nombre es mencionado en los círculos literarios. Para García Márquez la vida no esta separada de la política, todo lo contrario, como el nota en una entrevista con Paris Review aludida en e The Guardian de esta semana.
La muerte y después
Idealmente, hubiéramos querido que Gabo continúe viviendo y escribiendo, pero como el mismo nota “una persona no muere cuando debe pero cuando puede”. El ha dejado de vivir, y su escribir fue interrumpido hace pocos años debido a su salud, pero talvez, solo talvez, como Melquiades, uno de sus famosos personajes en la prosa elíptica de su realismo mágico “ aunque el realmente haya atravesado la muerte, el retorna porque no puede tolerar la soledad”.
Enrique Quintero fue un activista politico en America Latina durante los años 70. Luego trabajó como profesor de ESL y Adquisiciòn de Segunda Lengua en el Distrito Escolar de Anchorage y Profesor de Español en la Universidad de Alaska. Actualmente vive y escribe en Olympia.
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