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Comentarios sobre el extraño aroma del feminismo de Hillary Clinton

“Perfume de Muher”


Aprender de otros es Anti-Americano, incluso si esto pudiera beneficiar a las mujeres.

De vez en cuando, Hillary Clinton, se inclina a decir la verdad. Una de esas ocasiones dispersas fue a principios de los años 90 cuando aseguró a  Larry King que políticamente “ la izquierda no existe en la Casa Blanca de los Clinton”. Otro ejemplo más reciente, que ilustra la longevidad ideológica de sus valores neoliberales, ocurrió en febrero de este año cuando descartando  la idea de Bernie Sanders de que los EE.UU. podría aprender de otros países industrializados que son capaces de proporcionar servicios sociales de mejor calidad; afirmó que a pesar de su amor por  Dinamarca, “No estamos Dinamarca, somos los Estados Unidos de América! “

Clinton

Las implicaciones de declaraciones como esta oscilan, y en última instancia cubren todo el espacio territorial de la arrogancia política, la estupidez acerca de los procesos de aprendizaje social, y los delirios sin fundamento acerca de la superioridad del capitalismo estadounidense y la excepcionalidad norteamericana. La organización progresiva de noticias “Common Dreams”, al comentar sobre la declaración de Clinton nos recordó que dentro de dicha “ ‘excepcionalidad’ de los Estados Unidos del siglo XXI, aparecen distinciones dudosas como: la violencia armada, las emisiones de carbono, el encarcelamiento en masa, la desigualdad de la riqueza, las desigualdades raciales, la pena capital, la pobreza infantil , y exorbitantes gastos militares. “ Una lista aleccionadora destinada a disipar la mente presumida y olvidadiza de quienes creen en la asunta superioridad estadounidense.

Desde una perspectiva feminista, Dinamarca, entre otras cosas, tiene uno de los más altos niveles de indicadores positivos en relación con los derechos de la mujer y la igualdad de género. En efecto, Dinamarca tiene incluso un Ministerio de Igualdad de Género, el cual supervisa la aplicación de políticas progresistas en áreas tales como: la igualdad de participación en la toma de decisiones políticas y económicas; igualdad de promoción de la mujer y de las minorías en el mercado laboral; cuestiones relacionadas con grupos LGBTQ; de género, de igualdad salarial y de pensiones de jubilación; de la conciliación de la vida privada y profesional es decir pensiones y tiempo libre por maternidad, paternidad y progenitud; y la erradicación de la violencia de género. Creo que para muchos hombres y mujeres estadounidenses la experiencia danesa presenta muchas ideas y  practicas de beneficio social que valen la pena ser consideradas  y emuladas.

Es bien sabido que la retórica de la excepcionalidad estadounidense ha tenido graves y dolorosas consecuencias para hombres y las mujeres de color en todo el mundo, en particular cuando este concepto es parte de la lógica de la expansión continua del capitalismo estadounidense y de los intereses del complejo militar industrial y su estado de vigilancia. En todas estas áreas, actuando como senador o como el mas alto diplomático de su país en la  Secretaria de Estado, Clinton jugó un papel central de soporte, por no hablar de sus declaraciones abiertamente belicosas tratando de desestabilizar a Rusia así como gobiernos los legítimamente elegidos en América Latina y el Medio Oriente. Todo esto mientras mantuvo un silencio cómplice y colaborador en relación con los regímenes opresivos en Israel, Egipto, Arabia Saudita y Kuwait, los tres últimos nefastamente famosos por su tratamiento represivo de las mujeres.

El feminismo ha sido conocido desde su inicio por luchar por la igualdad de género y siempre se ha inclinado hacia la izquierda del espectro político. También, históricamente, el feminismo ha sido capaz de aprender de otras experiencias feministas, progresistas y revolucionarios de todo el mundo. En otras palabras, el feminismo siempre se situó a la izquierda, y nunca ha sido parroquial o mirado con desdeño a experiencias culturales diversas. El autoproclamado feminismo de Clinton tiene la función de ‘dorar la píldora’ en orden de prolongar la  perpetuación de estructuras existentes de poder que, a lo largo de su carrera política, Hillary Clinton, ha sido incapaz y mal dispuesta a desafiar. Parecería que para ella el eje del feminismo se centra exclusivamente en su persona.

Así que, ¿Cuál es el Aroma de esta mujer?

Es importante diferenciar aquí entre el ‘aroma’ hacia el cual Clinton se siente  atraída, y el “aroma” que transpira como resultado de sus acciones políticas y la compañía que mantiene. Creo que el fallecido Christopher Hitchens capturó la esencia de Hillary Clinton cuando declaró que su principal delito consistía en “la transmutación de los cargos públicos en el interés privado y viceversa.”  Su buen amigo y compañero del alma  Henry Kissinger, sin duda aprueba comportamiento ya que por tanto para el como para Clinton, poder y dinero constituyen el último afrodisíaco.

Ha habido numerosos artículos escritos sobre los estrechos vínculos entre el ascenso económico de los Clinton, sus carreras políticas y sus asociaciones con Wall Street. Según Forbes, Hillary y Bill Clinton tienen un valor económico  de $ 45 millones de dólares (esto es sin contar el valor de sus inversiones indirectas manejadas por instituciones financieras independientes). Robert Yoon, analista de la CNN, informa que entre 2001 y mayo de este año, los Clinton ganaron más de $ 153 millones de dólares por discursos pagados, con un promedio de $ 210.795 por cada presentación. Los principales ‘donantes’ de estos elevados salarios no son por supuesto instituciones filantrópicas, humanitarias, o de caridad; pero los sospechosos habituales de poderosas organizaciones especulativas y financieras como Goldman Sachs, UBS, Morgan Stanley, Bank of América / Merrill Lynch, Deutsche Bank, y City Group, entre que se cuentan entre los principales benefactores de los Clinton.

De acuerdo con el Centro para una Política Responsable (Open Secrets), desde el comienzo de la búsqueda de la nominación por su partido, la campaña de Hillary Clinton ha recibido más de $ 289 millones de dólares, la mayor parte como consecuencia de las acciones de Súper PACs y híbridos de la misma naturaleza. Como dijera el senador Sanders, “Clinton está financiada por Wall Street!”  Sería absolutamente ingenuo suponer que estas contribuciones son simples actos de generosidad y no forman parte de las reglas de un juego destinado a perpetuar el poder existente y articular la codependencia entre el poder y el dinero, entre política y economía.

Los estrechos vínculos de Hillary Clinton con corporaciones cubren su pasado y su presente, desde Wal-Mart a Goldman Sachs y estos vínculos son difíciles de conciliar con los valores feministas verdaderos. Liza Featherstone sugiere en su libro “Hillary Clinton’s Faux Feminismo “ Si el feminismo sólo se ocupa de las mujeres de las clases altas  de nuestra sociedad, no es en absoluto el feminismo. Es sólo el elitismo.”  En su libro, Featherstone señala los siguientes eventos de la carrera de Clinton que indican el verdadero carácter de su política, y el impacto negativo en las mujeres, entre otros:

  • La presencia de Clinton en el consejo de administración de Wal-Mart no reflejo  ninguna medida por parte de ella para hacer frente al sexismo sistémico que caracteriza a dicha corporación. Vale la pena recordar que en 2002 Betty Dukes v tiendas Wal-Mart fue la mayor demanda legal colectiva de acción contra la discriminación sexual en la historia Américana.
  • Clinton declaró explícitamente durante la campaña que $12 por hora debería suficientemente como salario mínimo federal (comparar esta cifra con la cantidad que los bancos pagaron como promedio por cada uno de sus discursos ante los miembros de la clase privilegiada);
  • Clinton rechazó el sistema de atención medica de un solo contribuyente, el cual reduciría los costos y aseguraría  que todos pudieran tener acceso a asistencia medica . En otras palabras, se opuso  a la medicina social, que proveería servicios para todos  independiente de empleo o de condición matrimonial;
  • Ha sido  bien documentada su activa campaña  para reprimir y silenciar las distintas mujeres que han acusado a su marido, Bill Clinton, de abuso sexual y de violación, a pesar de haber declarado en una ocasión que “Cada sobreviviente de asalto sexual merece ser escuchado, creído y apoyado.”

El esencialismo simplista de Clinton

Un punto clave de la campaña de Clinton ha sido su feminismo auto-declarado. No obstante, a falta de una plataforma política capaz de enlazar dicho feminismo contra las múltiples opresiones que padecen las mujeres o los objetivos emancipatorios verdaderamente sociales del feminismo socialista como en el caso de Bernie Sanders; su argumentación feminista se ha reducido a pedir a las mujeres y los hombres el inmolarse ante su identidad de mujer, como si esta condición fuera el clasificador central de la teoría feminista y la práctica ideal del electorado estadounidense. En otras palabras, si usted está a favor de la igualdad de género debe votar por mí, yo soy su modelo! Soy tu musa!

Afortunadamente, no todos están de acuerdo con este sentido de ‘tener derecho por que si”  de Hillary Clinton. Esto es particularmente evidente entre las generaciones jóvenes de mujeres y hombres, un grupo demográfico que en números abrumadores tiende a favorecer Sanders. Sin embargo, ella tiene algunos seguidores feministas en su nueva peregrinación hacia la Casa Blanca; estos son en su mayoría socialmente prósperos, de clase alta, y  baby boomers de raza blanca.  Junto a estos existe además un pequeño grupo de intelectuales liberales desorientados como Katha Pollit, quien en un artículo para la Nación, “¿Por qué estoy preparada -y Excitada- por Hillary”, después de recordarnos  en la primera línea que asistió a la universidad de Radcliffe, presenta como su principal argumento de por qué debemos apoyar a Clinton, lo que equivale a un caso de simple reflejo mecánico de solidaridad de género. Pollit señala  que “Las minorías raciales y étnicas pueden ser extremadamente leales entre miembros de su grupo, pero las mujeres son criticas de otras mujeres” y apela a las mujeres a superar esta resistencia porque “Hillary será la primera mujer presidente – y eso es importante” y además,   “Hillary es una feminista y está funciona como tal”. Esos son, literalmente, sus argumentos. Teniendo en cuenta los párrafos anteriores de este artículo, resulta claro que la identidad de género del presidente tiene poco peso si tal individuo es un participante activo y enjaulado en favor del capitalismo como un sistema de relaciones sociales y de poder político específico. Irónicamente, en la elección actual, ha sido un hombre, Bernie Sanders, el candidato con la plataforma feminista más avanzada. Por supuesto, sería genial el elegir una verdadera mujer feminista progresista a la Presidencia, pero Hillary Clinton es claramente no  progresista y su feminismo es en el mejor de los casos oportunista y poco profundo. El feminismo no definitivamente el aroma de esta mujer!

Si hemos de tomar la lógica defectuosa de género y el esencialismo de  minorías hasta sus últimas consecuencias, la gente como yo, un hombre, de origen y  antecedentes culturales Latino-Americano, debería ser primordialmente y ante todo leal a mi condición de minoria y  apoyar a candidatos de la talla de Marco Rubio y Ted Cruz, ambos de los cuales resultan ser no sólo los hombres, sino también  hombres de ascendencia latinoamericana. Después de todo, parafraseando los argumentos de Pollit, uno de ellos podría convertirse en el primer presidente latino, y “eso es importante.”

Por otro lado, el feminismo es muy importante y debe ser tomado en serio. No debemos permitir que sea manipulado en las manos de mujeres u hombres que solo buscan beneficiarse a si mismos.

Enrique Quintero, un activista político en América Latina durante la década de los 70, enseñó ESL y adquisición de segundas lenguas en el Distrito Escolar de Anchorage, y español en la Universidad de Alaska Anchorage. Actualmente vive y escribe en Olympia.

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